Más sobre el vasco atrapado en Abidján

Para esto sirve la diplomacia española.
Copiado y pegado del "DEIA"

"Exteriores no va a hacer nada"

El ministerio de Trinidad Jiménez contacta por primera vez con la familia del joven bermeano Aitor Fernández, atrapado en Abiyán con su familia, pero no ofrece ninguna solución a su dramática situación

Bilbao. El Ministerio de Asuntos Exteriores se puso la tarde del jueves, por primera vez, en contacto con la familia de Aitor Fernández del Campo, el joven de 23 años atrapado en su vivienda de Abiyán con su esposa Nina Youk y su hijo de cinco años. Sin embargo, lo que en un principio parecía una buena noticia, pronto se convirtió en una nueva decepción: "Cuando me llamaron me alegré, pero me quedé sorprendida cuando me pidieron otra vez los datos de mi hermano", relata Amaia Fernández. "Me dijeron que tenía que entender que las cosas iban despacio. Si yo lo entiendo, pero de ahí a que me pidan otra vez el teléfono de mi hermano... Me dijeron que era para dárselo a la embajadora, pero ya les dije que yo misma había hablado con ella, con Cristina Díaz, que sus datos ya los tienen en la embajada", resalta. Amaia lo tiene claro: "Exteriores no va a hacer nada".

El ministerio calcula que 150 ciudadanos del Estado están en Costa de Marfil, de ellos, la mayoría residirían en Abiyán y alrededor de 40 en otras ciudades del país africano. Aseguran, asimismo, que el Gobierno español no se ha planteado ningún plan de evacuación de los ciudadanos, como está haciendo Francia con los suyos. La recomendación sigue siendo la misma: "Extremar precauciones y permanecer en casa".

Sin embargo, como Aitor y su esposa están comprobando estos días, esta medida no es suficiente para mantenerse a salvo en una ciudad que en la que jóvenes armados están sembrando el pánico al entrar en las viviendas para robar y saquear. "Mi hermano ya solo desea que las noches pasen rápido", apunta Amaia, quien asegura que tanto el arrantzale bermeano como su esposa marfileña están atemorizados. "Nina está llorando constantemente, dice que no quiere morir. Cuenta que durante la reciente guerra civil no lo pasaron tan mal".

Apoyos La familia de Aitor está recibiendo cada vez más apoyos en Euskadi, de sus vecinos y también de instituciones y políticos vascos, entre ellos el alcalde de Bermeo, Xabier Legarreta, y el diputado jeltzale Josu Erkoreka, quien intercedió para que el ministerio de Asuntos Exteriores se pusiera en contacto con Amaia. Según la hermana de Aitor, tanto Erkoreka como el Gobierno vasco van a tratar de que los soldados franceses saquen al arrantzale bermeano, a su esposa y a su hijo de su vivienda en el sur de Abiyán. "No estoy pidiendo que le saquen del país si la situación es complicada, lo único que pido es que le lleven a un lugar seguro", reclama Amaia.

"Yo ya les dije a los del ministerio de Exteriores que llevaran a mi hermano a la embajada, que tampoco estoy pidiendo más. La embajadora Cristina Díez está protegida, mientras que en casa de mi hermano entran dando una patada a la puerta", señala Amaia. "Alemania ya tiene un acuerdo con Francia y los militares franceses van a sacar a los ciudadanos alemanes; un vecino libanés de mi hermano también se va con los franceses. Se está moviendo todo el mundo menos la embajada española", se queja. El argumento del ministerio de Asuntos Exteriores para no actuar frente a esta dramática situación es que las cosas en Costa de Marfil son complicadas y "juntar a todos los españoles es difícil". Así de simple.

Dramática situación Naciones Unidas informó ayer de que la situación humanitaria en Abiyán es alarmante, con barrios enteros sin agua ni electricidad y con escasez de alimentos. "Abiyán, con cinco millones de habitantes, está amenazada por la falta de productos para el tratamiento de agua, lo que podría llevar a que el domingo falte agua potable", advirtió Elisabeth Byrs, portavoz de la Oficina de ayuda humanitaria (Ocha). Aitor y su familia tampoco tienen agua corriente. "Tienen un pozo con agua semipotable, pero todos tienen diarrea", explica su hermana Amaia. La ONU agregó ayer que muchos hospitales y clínicas de la capital económica de Costa de Marfil "simplemente han cesado sus actividades y los que no han cerrado no tienen suficientes doctores ni medicinas ni otros materiales básicos.